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Una señora con parche y una monja

  • Julio Sandoval
  • 24 ene 2018
  • 4 Min. de lectura

Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero

Poema de Santa Teresa de Jesús.

Santa Teresa de Jesús es uno de los personajes femeninos más destacados de nuestra historia y de nuestra literatura. A continuación, vamos a abordar algunas anécdotas e idas y venidas de la Santa de Ávila.


Poco o nada se sabe de la juventud de Teresa, sólo se conservan documentos en los que figura a partir de 1558. Este fue el momento clave en el que se dispuso a reformar la orden de los Descalzos en plena ebullición religiosa y Contrarreforma. Con Felipe II en el trono, la santa realizó sus fundaciones y se sabe que mandó alguna misiva al monarca, aunque se cree que no fue atendida. Ante la real negativa, la religiosa se vio apoyada por nobles y Grandes de España, entre ellos la Casa de Alba.


Toma de hábito celebrada en Pastrana con la presencia de Santa Teresa y la Princesa de Éboli y esposo. Fuente: Museo Franciscano de Pastrana.


Cuando la religiosa andaba de fundaciones por las tierras de España (Ávila, Medina del Campo, Valladolid o Malagón) entre 1562 y 1568, recibió una misiva de una pareja recién casada. Felipe II otorgó a Ruy Gómez de Silva unas tierras en Pastrana (Guadalajara) y allí se fueron a vivir él y su mujer, la de Éboli. Ante la posesión de las tierras, el matrimonio decidió avisar a la fundadora para tener un convento en sus dominios. Tal era la fama de la carmelita que la alta nobleza hispana se pirraba por tener una fundación.


La intención era crear dos conventos carmelitas en la localidad. Las discrepancias no tardaron en aflorar entre estas señoras y, al poco, la posterior Santa salió destemplada de la ciudad, mientras su oponente intentaba ridiculizarla contado los secretos que Teresa había reflejado en su Libro de la Vida, motivo por el cual el texto fue incautado por la Santa Inquisición evitando que se publicase durante diez años. En resumen, dos mujeres de armas tomar, una que pretendía copar la nobleza hispana y otra reconstruir una orden religiosa, chocaron fuertemente en una corte llena de conjuras.


Tras el conflicto, Teresa de Ávila siguió con sus fundaciones y recorriendo la península. Hasta que, dos años más tarde, recibió otra misiva de otros nobles que se pirraban por tener una fundación. Los de Alba querían ayudar a la construcción de un convento en Alba de Tormes. De esta manera y tras diversas trifulcas por las fundaciones en la corte, en 1671 se funda y construye un monasterio del Carmelo en la ciudad del Lazarillo.


Fundaciones de Santa Teresa de Jesús.


Y así fueron pasando los años y las fundaciones, la de Ávila y San Juan de la Cruz, “mi medio fraile” como gustaba llamarle la religiosa, recorrieron toda España hasta que en 1582, en el monasterio de Alba de Tormes, la monja murió en brazos de Ana de San Bartolomé. La religiosa murió el 4 de octubre de 1582. Otra curiosidad de la religiosa es que al día siguiente, el calendario juliano fue sustituido por el gregoriano, de tal manera que al día de su fallecimiento (4 de octubre) le siguió el viernes 15 de octubre.


Ya descansando en paz, se enterró a la Santa en Alba de Tormes. Años más tarde se abrió el sepulcro y se vio que estaba incorrupto. Antes de volver a cerrarlo, se le cercenó una mano, envolvió en una toquilla y fue llevada a Ávila. De nuevo, en 1585 fue exhumando y trasladado completo a Ávila, pero esta medida no gustó al ducado de Alba, que tirando de enchufes, lo recuperaron en 1586. Y para zanjar el tema, a través del nuncio en España, César Speciano, el papa Sixto V ordenó, bajo pena de excomunión, que el cuerpo fuera inhumado de nuevo en su sepulcro primitivo de Alba de Tormes, continuando incorrupto. Para custodiar el sepulcro de Teresa de Jesús se forjaron nueve llaves, de las que tres están en posesión de la Casa de Alba. Así continuó todo hasta que en 1598 se elevó el sepulcro y se colocó ​en la capilla Nueva en 1616, y en 1670, todavía incorrupto, en una caja de plata.


Brazo incorrupto de Santa Teresa de Ronda.


Después de estos hechos no la volvieron a trasladar más, pero se sacaron varias reliquias:

  • El pie derecho y parte de la mandíbula superior están en Roma.

  • La mano izquierda, en Lisboa.

  • El ojo izquierdo y la mano derecha, en Ronda (España). Esta es la famosa mano que Franco conservó hasta su muerte, tras recuperarla las tropas franquistas de manos republicanas durante la Guerra Civil.

  • El brazo izquierdo y el corazón, en sendos relicarios en el museo de la iglesia de la Anunciación en Alba de Tormes. Y el cuerpo incorrupto de la santa en el altar mayor, en un arca de mármol en dicha iglesia.

  • Un dedo, en la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto en París.

  • Otro dedo en Sanlúcar de Barrameda.

  • Dedos y otros restos santos, esparcidos por España y toda la Cristiandad.






 
 
 

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© 2016 por Alejandro Nieto Tapia y Julio Sandoval Márquez.

No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños. 

Cicerón (106 a.c.-43 a.c.)

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