Tres muertes y un día
- Julio Sandoval
- 19 nov 2017
- 2 Min. de lectura
El día 20 de noviembre es un día marcado en la historia de nuestro país. Hoy, Santa Benigna y San Octavio, murieron tres personajes importantes en el panorama político español: José Antonio Primo de Rivera, Francisco Franco y Buenaventura Durruti. El primero fue fundador de Falange y fusilado en la prisión de Alicante por los cargos de conspiración y alzamiento. El segundo, dicen las malas lenguas, que condenó al primero por no entregar al hijo de Largo Caballero y murió en el Hospital de La Paz en 1975. Se dice que su agonía fue alargada para que ambos murieran en el mismo día gracias a las perrerías de su yerno. Esto lo atestiguan unas fotos entregadas a La Revista en los 80. Del tercero de ellos, hablaremos ahora.

Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.
En los límites de la ciudad de Madrid se recrudecen los combates. Uno de los puntos más conflictivos es el Hospital Clínico, donde anarquistas y legionarios se enfrentan. Mientras unos tiran desde arriba, los otros luchan por los pasillos y construyen parapetos. Ante la superioridad numérica, el mejor armamento y formación, los anarquistas se retiran en desbandada. Enterado de esto, Buenaventura Durruti sale con dirección al frente y reprocha a los milicianos que se encuentra por el camino. Al llegar al frente se apea del coche y de repente se escucha un tiro mudo. El líder anarquista ha sido herido e inmediatamente es trasladado al Hotel Ritz. Allí es atendido por Manuel Bastos Ansart, que no puede hacer nada ya que sufre una fuerte hemorragia. El reloj marca las 4 de la mañana en la habitación 15. Dos horas más tarde, en Alicante, moriría José Antonio.

Buenaventura Durruti rodeado de milicianos.
Volviendo al personaje que nos atañe, no se sabe de dónde salió la bala que acabó con su vida. Según los estudios, es muy complicado que una bala de 9 mm del largo saliera del Clínico y lo alcanzara. Otros autores dicen que pudieron ser los comunistas recelosos de su poder y otros que los anarquistas querían quitarlo del medio por su afinidad con el bolchevismo. Lo cierto es que pudo sufrir una muerte anecdótica, cuando su fusil mp-28 “Naranjero” se disparó accidentalmente bajo su chaqueta de cuero. Junto a él dejaba una maleta con una carta para su compañera Emilienne Morin.

MP-28 Naranjero. Fuente: Historia Bélica.
De este anarquista se han dicho muchas cosas. Unos dicen que era un luchador y defensor del pueblo ante la explotación, otros que era cruel y sanguinario. No vamos a entrar en la discusión, pero mencionamos la opinión de Federica Montseny (política y anarquista) “gángster político y terrorista” y Pío Baroja (escritor) que contrapone a su “valor, astucia y generosidad” su “crueldad, barbarie y un fondo de cerrazón espiritual".
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