De damas y tablas
- Diego Alatriste
- 1 dic 2016
- 3 Min. de lectura
El otro día hablando con una amiga en algún lugar de la Villa y Corte me dijo que sería interesante conocer cómo era la vida de las mujeres dedicadas al teatro en el Siglo de Oro. Por este motivo el siguiente artículo hablará de diferentes damas que se dedicaron a escribir, producir y financiar el teatro de la época pero quedaron olvidadas frente a Lope y demás varones.

Corral de Comedia del s XVI durante una actuación
Tradicionalmente la representación de una obra teatral era cosa de hombres ya desde la Antigua Grecia, porque se consideraba una labor impura y obscena para cualquier mujer. Esta idea perduró a lo largo de Roma y durante toda la Edad Media hasta que en 1587 el Consejo de Castilla permitió a la mujer actuar pero vestida con hábito de monja y acompañada de su cónyuge.
“Dase licencia para que pueda representar Angela Salomona y Angela Martineli las quales consta por certificacion del Sr. Alcalde Brauo ser mugeres casadas y traer consigo sus maridos con que ansimesmo no puedan representar sino en abito he vestido de muger y no de hombre y con que de aqui en adelante tampoco pueda representar ningun muchacho vestido como muger.”
Aún así, este hecho hizo que las mujeres formaran parte de una nueva profesión que se estuvo gestando y profesionalizando a lo largo del siglo XVI, la de comediante. Aunque siempre fue un mundo de hombres no pocas mujeres a lo largo del Siglo de Oro, eminentemente masculino, formaron parte del teatro aúreo, no solo como actrices, sino también lo hicieron como mecenas, empresarias o escritoras.
La primera mujer a la que queremos destacar es María Calderón, más conocida como la “Calderona” o “Marizápalos”, fue una conocida actriz en los corrales de comedia de toda España, pero sobre todo en la Villa y Corte donde residía. Dicen que las dotes como actriz de esta señora eran tales que llegó a seducir al mismísimo rey Planeta, la fama de las gentes del teatro y la farándula, y engendrar con él un bastardo: Juan José de Austria. A esto añadir que en el Mentidero se decía que el hijo no era del monarca sino del duque de Medina de las Torres, yerno de Olivares.

María Calderón preparándose para salir a escena
Si salimos de Madrid y viajamos al puerto por excelencia de la Corona, Sevilla, encontramos que la Condesa de Gelves desarrolló una importante labor como mecenas con artistas de la ciudad. Desde 1559 hasta 1581 en el palacio de don Álvaro Colón y Portugal, conde de Gelves tuvieron lugar los encuentros de los más destacados poetas sevillanos y es a ella a la que debemos, con el auge del teatro del Siglo de Oro, que cediera, pocos años antes de su muerte, parte de sus propiedades para que se labrara dentro de ellas el afamado corral de comedias de doña Elvira.

Corral de doña Elvira (Sevilla)
Volviendo a la capital aparece doña Feliciana Enríquez de Guzmán, nació en Sevilla a finales del siglo XVI, y algunos autores suponen que es la misma que Lope de Vega alude en el Laurel de Apolo:
“Mintiendo su nombre
Y transformada en hombre,
Oyó filosofía…….”
Además doña Feliciana cultivó con gran aplauso no solo la poesía lírica, sino qué, defensora de los preceptos clásicos, escribió, con el título de los jardines y campos sabeos, dos dramas, que llamó tragicomedias, con los que se propuso oponer un correctivo al gusto dominante en su época.
Por último aparece Laura de Herrera, que aprovechado su condición de viuda siguió desempeñando las labores de su esposo y que ella bien conocía llegando a ser una de las empresarias teatrales más destacada de la Sevilla del Siglo de Oro, regentando como empresaria el corral de la Montería primero y el famoso corral del Coliseo que después de ser pasto de las llamas ella se encargo de reconstruir.
En este artículo hemos traído algunas mujeres que destacaron en el s XVI, de aquí en adelante intentaremos traer algún artículo referente a algunas mujeres que ha destacado en la historia de nuestro país.
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