Corona, ninfomanía y favores
- Diego Alatriste
- 10 oct 2016
- 3 Min. de lectura
En 10 de Octubre de 1830 nació Isabel II, famosa por los diferentes problemas y lo convulso de su reinado, pero hay una faceta de su vida que no conocemos. Esta afición no es otra que la más antigua del mundo, el gusto que tenía por los hombres y se decía que también era amiga de yacer con animales. El primer escarceo amoroso de su majestad fue al poco de ser declarada mayor de edad a los trece años (1843), cuando se acostó con Francisco Serrano, el “general bonito”, y pudo suponer no sólo su primer encuentro sexual sino también una violación. Esto inició a Isabel II en un mundo sexual y de depravación, llegándola a tildar de ninfómana.

Isabel II y su esposo Francisco de Asís
Si la Reina Castiza se inició sexualmente muy joven, la gota que colmó el vaso fue cuando se casó con su primo carnal Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz, que según se dice “Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo”, por lo que podía satisfacer poco o nada a su ansiosa majestad, lanzándola a los brazos de unos y otros en busca de sexo. Mientras que todo esto pasaba en palacio, y como españoles que somos, podemos imaginar las coplillas que circularían de uno a otro lado por la capital.
“Gran problema es en la Corte averiguar si el consorte cuando acude al excusado mea de pie o mea sentado.”
“Paco Natillas es de pasta flora y se mea en cuclillas como una señora.”
A continuación vamos a citar a algunos amantes de Isabel II y si la ocasión lo merece alguna anécdota destacada:
- José Mirall: bajo de ópera que embelesó a la reina con su voz.
- Emiliano Arrieta: compositor de ópera y zarzuela. Posee una calle en su honor junto a la Plaza de Isabel II, paralela al Teatro Real.
- Manuel Lorenzo de Acuña: marqués de Biedma.
- José María Arana: apodado “el pollo Arana” era capitán, pero gracias a sus relaciones amorosas pudo llegar a ser coronel y a ser condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando. De esta relación nació la infanta Isabel, más conocida como Araneja o la Chata. Cuenta la anécdota que Francisco de Asís, un día le dijo a la reina que tuviera cuidado con el pollo Arana, que le estaba poniendo los cuernos.
- Enrique Puig Moltó: apodado “el pollo real” se dice que fue el padre de Alfonso XII, conocido como el Puigmolteño. Otra anécdota cuenta que un día hablando la madre con el hijo, esta le dijo: “Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía”. Y para no callar, podríamos apuntillar que desde Isabel II, los borbones son más altos y con ojos y pelo más claro que sus antepasados, ¿casualidad?
- Por último, vamos a hablar del general O´Donnell, que dirigió el gobierno de la Unión Liberal o Bienio Progresista. Dicen que los escarceos amorosos acabaron en un amor platónico con veintiún años de diferencia. Este idilio terminó cuando el padre Claret, confesor de su majestad, y sor Patrocinio, monja de confianza apodada la monja de las Llagas, neutralizaron al general por las decisiones que había tomado para con la Santa Madre Iglesia. Isabel II lo repudió públicamente provocando su cese. Cabe destacar la anécdota, de que en el año 1860, O´Donnell va a despedirse de Isabel II antes de iniciar una nueva guerra en Marruecos, ante esto la Reina le dijo cariñosamente que si ella fuera hombre iría con él. A todo esto, Francisco de Asís, que estaba presente, apuntilló “lo mismo te digo O´Donnell, lo mismo te digo”.
El último de los personajes, y no siendo amante ya, es necesario mencionar a Tomás Eustaquio del Corral y Oña, ginecólogo y partero de la reina, que estuvo presente tanto en los alumbramientos, como el de Alfonso XII, como en los diferentes abortos de su alteza fruto de sus diferentes escarceos.

Acuarela de la serie: "Los Borbones en pelotas"
Por último, decir que no sólo fue ella la que tuvo idilios amorosos, sino que también Paquito Natillas tenía sus amantes por toda la ciudad. No sé si se turnarían rey y reina haciendo visitas a la sala de alabarderos, pero de los amantes del rey, sólo conocemos la identidad de Antonio Meneses.
Comments