Madre anoche en las trincheras
- Diego Alatriste
- 4 oct 2016
- 3 Min. de lectura
Últimamente se está hablando mucho de los nombres de las calles de Madrid que hacen referencia a figuras o acontecimiento relacionados con el Franquismo. En el siguiente artículo vamos a hablar brevemente de la guerra que dividió España y que, tristemente, ha dejado algunas brasas aún candentes en la actualidad.
Todo comenzó el 17 de julio de 1936, cuando una parte del ejército junto con algunos grupos civiles se alzan contra el gobierno de la República, primero en las colonias africanas y, al día siguiente, en los principales núcleos de la península: Pamplona, Sevilla, Valladolid, Toledo y Madrid. Este día las tropas rebeldes se habían hecho fuertes en el Cuartel de la Montaña, junto al Templo de Debod, al mando de José Fanjul. Por otro lado, el presidente del gobierno José Giral decide armar al pueblo (5000 fusiles completos) y éste se dirige envalentonado hacia el cuartel para entablar combate. Tras varios días de combate, el 20 de julio las tropas sublevadas son ejecutadas y Madrid sigue siendo leal a la República. Algunas tropas afines a la sublevación, el regimiento de comunicaciones de El Pardo, escapa con dirección a Burgos con el hijo de Largo Caballero como preso.

Placa conmemorativa del Cuartel de la Montaña.
Madrid es una ciudad fiel al gobierno. Además al ser la capital se convierte en el objetivo de las tropas nacionales que tras liberar la ciudad de Toledo cercan la capital el 4 de noviembre. Ante la superioridad militar de las fuerzas nacionales, partidos y sindicatos obreros alentaron la movilización del pueblo madrileño para defender su ciudad. El grito de "¡No Pasarán!" se hizo célebre en todo el mundo.
La moral de la población madrileña aumentó con la llegada de refuerzos exteriores. Las Brigadas Internacionales, cuerpo de voluntarios organizados esencialmente por los comunistas; tanques (T-26 B) y aviones rusos (Polikarpov o mosca) y la columna del anarquista Buenaventura Durruti llegaron para ayudar en la defensa de la capital. La ciudad fue sometida a bombardeos aéreos por aviones Junker alemanes y se produjeron duros combates en la Casa de Campo, la Ciudad Universitaria y el Puente de los Franceses. Las tropas republicanas consiguieron resistir y, finalmente, Franco ordenó el fin del asalto frontal a la ciudad, pasando a la guerra de desgaste.

Búnker en el parque del Oeste junto a Av. Séneca.
Por otro lado, encontramos en el interior de la ciudad de Madrid otros lugares que fueron centros de reclusión. Estas checas, cárceles copiadas del modelo soviético, se contaban por decenas a lo largo de toda la ciudad y fueron testigo mudo de esta guerra entre hermanos. Una de ellas, situada en la calle conde Peñalver 53, era el asilo de Fausta Elorz que durante la guerra y la primera postguerra pasó a ser escenario de encarcelamientos injustos y alguna que otra ejecución. Se dice que fue en esta prisión, aunque ya finalizada la guerra, donde Miguel Hernández escribió “La nana de la cebolla”.
Pasaron los años y el 1 de abril de 1939 finaliza la guerra, pero la tensión entre las dos España siguió y parece ser que aún colea. En el Madrid de postguerra aparecen nuevas construcciones como el Ministerio del Aire o el arco de la Victoria, ambos en Moncloa, y un poco más alejado, cerca de la Almudena, se siguen sucediendo los fusilamientos, pero los perseguidos son perseguidores y los perseguidores víctimas.
Este pequeño artículo pretende hablar brevemente de algunos lugares en los que se vivió la contienda en la ciudad, no tiene ninguna intención política o proselitista simplemente contar lo que pasó.
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