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Publica Omnia

  • Foto del escritor: Diego Alatriste
    Diego Alatriste
  • 29 sept 2016
  • 3 Min. de lectura

Actualmente nuestra querida Piel de Toro se encuentra estancada a nivel político. Amén de no tener quieta la sinhueso que de españoles no es eso como dirían los brabucones del s. XVII, vamos a hablar de otro bloqueo político religioso que se dio entre 1268 y 1271, en la elección papal celebrada en Viterbo. Tras la muerte del Clemente IV, se produjo el interregno o sede vacante más largo de la historia, ya que todos los cardenales electores se reunieron en el palacio apostólico de la ciudad durante 34 meses. Fue tan larga la elección, que durante la misma murieron veinte electores.


Vista de la Villa de Viterbo.


Los cardenales comenzaron la elección reuniéndose y votando una vez al día en la catedral de Viterbo, antes de regresar a sus respectivas residencias. Según la tradición de aquella época, la elección debe llevarse a cabo en la catedral de la ciudad donde murió el Papa anterior, si el pontífice hubiera muerto fuera de Roma. Existen pocos datos fiables sobre los candidatos propuestos durante casi tres años de deliberaciones; ciertamente los cardenales Odon de Frascati, Juan de Toledo, Giovanni Gaetano Orsini, Ottaviano Ubaldini, Riccardo Annibadi y Ottobono Fieschi se contaron entre los papables. De acuerdo con relatos posteriores no confirmados, después de dos meses, los cardenales eligieron a Philip Benizi de Damiani, que había llegado a Viterbo para amonestar a los cardenales, pero huyó para evitar su elección. Asimismo, la candidatura de Buenaventura de Fidanza habría sido propuesta. Estudiosos modernos tratan estos últimos relatos con escepticismo, por considerar que son producto de la invención de los hagiógrafos de estos dos santos. Carlos de Anjou estuvo en Viterbo durante toda la elección, y Felipe III de Francia visitó la ciudad en marzo de 1271.


A finales de 1269, después de varios meses de estancamiento durante el cuál los cardenales se reunieron de forma intermitente, Ranieri Gatti, el Prefecto de Viterbo, y Alberto de Montebono, el Podestà, ordenó que los cardenales fueran secuestrados y llevados al Palacio Papal de Viterbo hasta que un nuevo Papa fuese elegido. El 8 de junio de 1270, los cardenales dirigieron una carta a los dos magistrados pidiendo que Enrico Bartolomei de Susa, cardenal-obispo de Ostia, se fuera del aislamiento, debido a su mala salud y luego de haber ya renunciado a su derecho a voto.


Según el relato de Onofrio Panvinio, el cardenal Juan de Toledo, sugirió que el techo fuera quitado: "Vamos a descubrir la habitación, o sino el Espíritu Santo nunca llegará a nosotros", por lo que los dos magistrados se vieron obligados a hacerlo. Otras fuentes dicen que fue Carlos de Anjou el que orquestó la reducción de la dieta de los cardenales a pan y agua y la eliminación del techo del palacio papal.


El papa Gregorio X


Tras la sucesión de acontecimientos, Gregorio X decidió imponer el Cónclave, es decir, que los cardenales estuvieran encerrados sin contacto con el exterior durante la elección del próximo pontífice y alimentados sólo con pan y agua, aunque como vemos en crónicas posteriores esta medida no se llevó muy a cabo. En el Cónclave del 5 diciembre de 1549, el cardenal Gonzaga decía: “Ahora los cardenales siguen un régimen de un solo plato. Este consiste en un par de capones, un poco de salame, una sopa sabrosa y cualquier cosa que quieran siempre que sea hervida. Eso por la mañana. A la noche pueden tomar lo que gusten siempre y cuando se asado….”


Para concluir, esperemos que nuestro bloqueo político no dure tanto como el cónclave de Viterbo y que esta “Sede Vacante” acabe pronto.




 
 
 

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© 2016 por Alejandro Nieto Tapia y Julio Sandoval Márquez.

No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños. 

Cicerón (106 a.c.-43 a.c.)

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