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España mi natura, Italia mi ventura, ¡Flandes mi sepultura!

  • Foto del escritor: Diego Alatriste
    Diego Alatriste
  • 5 sept 2016
  • 3 Min. de lectura

Este va a ser el primer artículo de una serie en las que se abordarán diferentes temas que guardan relación con los Tercios de Flandes. Esta unidad, por muchos desconocida y por otros mitificada, fue uno de los ejércitos más preparados de su época, tanto por la bravura de sus soldados como por la pericia de sus capitanes, y dominó el continente europeo desde finales del s. XV hasta el s. XVII. En este primer artículo abordaremos las características, organización y vida tanto de la unidad como de los soldados que la formaban.


Los Tercios estaban formados por soldados de diferentes nacionalidades (castellanos, aragoneses, italianos, alemanes…) que se caracterizaban por su agresividad, disciplina y un gran sentido de la honra y el orgullo. Este sentido del orgullo hacía que los soldados españoles prefirieran ocupar los cargos más importantes o llevar a cabo las misiones más peligrosas. Otro aspecto destacable es que los soldados de origen español eran aquellos que más aguantaban las duras condiciones e incluso años sin cobrar, ya que mientras otros soldados se amotinaban por cobrar antes de las batallas, los españoles lo hacían después de haber cumplido su deber como soldados.


"El Camino Español" de Augusto Ferrer-Dalmau.


Como ya se ha citado con anterioridad, los tercios se caracterizaban por su disciplina y para ello existía una cadena de mando muy estructurada. A continuación se citarán los principales cargos:


El más importante de todos era el de maestre de campo que, designado por el rey, era en encargado de mandar el tercio, equivaliéndose con el general. Para ocupar este cargo se tenía de gozar de fama, respeto y reconocimiento. Una vez conseguido el rey otorgaba a éste un cargo en las tropas extranjeras, para después convertirse en maestre de campo del tercio de la ciudad de origen. Para desempeñar estas funciones, el maestre de campo recibía la ayuda de un sargento mayor. Éste no tenía unidad propia pero tenía poder sobre el resto de capitanes, encargados de mandar cada una de las compañías. A su vez el sargento mayor se apoyaba en el alférez, encargado de portar la bandera de la compañía y sustituir al capitán en su ausencia. Por último aparece la figura del cabo, encargado de adiestrar a los soldados, hacer cumplir las órdenes del capitán. Solía tratarse de un soldado veterano que tenía a 25 hombres bajo su mando.


A parte del escalafón militar propiamente dicho, dentro de la organización del tercio aparecían otras figuras que eran importantes para el mismo. El primero de ellos era el furriel que alojaba a los soldados, controlaba la intendencia y las pagas. Cada compañía tenía un furriel que obedecía al furriel mayor. Para desempeñar este cargo se debían tener conocimientos de escritura, lectura y matemáticas.


Por otro lado aparecían los cuerpos que se encargaban de la salud física, la salud espiritual y que se cumplieran las leyes del Rey. El primero de ellos era el cuerpo sanitario que se dividía en las diferentes compañías y estaba integrado por cirujanos, médicos más profesionales, y barberos, una especie de enfermeros encargados de las sangrías, además de los mozos que cumplían la función de camilleros. De la salud espiritual se encargaban un cuerpo de clérigos formado por capellanes en cada una de las compañías. Eran los encargados de oficiar misa, enseñar el evangelio y administrar la extremaunción a los difuntos. A partir de 1787, estos cargos fueron ocupados por sacerdotes de la Compañía de Jesús. El último de los cuerpos era el judicial formado por escribanos, alguaciles, carceleros y verdugos para impartir justicia, además de guardar los testamentos de los soldados.


Como último elemento que integraba la tropa, aparecen los pífanos y tambores, que al igual que los bucinatores de las legiones romanas, eran los encargados de marcar el ritmo en la marcha y las órdenes en el fragor de la batalla.


Alabardero, alférez y arcabucero (1650).


Aquí hemos presentado un breve artículo sobre los tercios y su organización, los siguientes tratarán más de aspectos militares y anecdóticos de los mismos, desde que se crearon en el s. XV hasta la derrota en Rocroi.








 
 
 

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© 2016 por Alejandro Nieto Tapia y Julio Sandoval Márquez.

No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños. 

Cicerón (106 a.c.-43 a.c.)

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